El mejor complemento para la exposición 'Sexo en época romana' del Museo Oiasso |
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Domingo, 10 de Julio de 2016 21:03 |
Noticia publicada en Diario Vasco sección Bidasoa,el domingo día 10 de Julio de 2016.
El mejor complemento para la exposición 'Sexo en época romana' del Museo Oiasso
Asistentes y ponentes del curso pudieron visitar la exposición del Museo Romano Oiasso. / F. DE LA HERA
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EL CURSO DE VERANO DE LA UPV/EHU HA IDO UNIDO A LA MUESTRA QUE ACOGE EL MUSEO DURANTE ESTE VERANO
10 julio 201609:40
Con el objetivo de acercarse sin prejuicios ni exageraciones a la manera en la que los romanos vivían su sexualidad, el Curso de Verano 'Género, erotismo y sexo en Roma' se convirtió en el mejor complemento para la exposición 'Sexo en Roma', que este verano acoge el Museo Oiasso. «Es una actividad que va unida a la muestra», explicó en la presentación Mertxe Urteaga, directora del ciclo, y destacó que son las «exageraciones las que han trascendido en el mundo del cine» sobre esta civilización.
Además de las sesiones matinales, los asistentes al curso han tenido la oportunidad de visitar la exposición del museo Oiasso, que reúne textos y objetos para acercar al público el papel que jugaba el sexo en la vida de los romanos. «El museo no ha normalizado la sexualidad, mientras que el cine, la televisión y la escuela sí», se lamentaba Esther Gurri, conservadora del Museo de Badalona y comisaria de la exposición, que guió a los asistentes por la muestra.
La concepción sobre el sexo, el papel de la prostitución en la sociedad, la naturalidad con la que los romanos hablaban sobre todo ello o los castigos por adulterio, son algunos de los aspectos que se abordan en la muestra con paneles que reproducen textos y pinturas de la época.
«La pasividad sexual es para un hombre libre un crimen, para un esclavo una necesidad y para un liberto una obligación», escribió Séneca. Gurri destacó que es una frase que «define cómo era la sociedad romana y cómo era el sexo para el hombre. Si estabas en la clase alta no podías hacértelo con según quien de tu misma clase, para un esclavo no había problema y para un liberto, que se debía a su ex amo, era una obligación».
Llegan los Dies Oiassonis
El museo romano ha empezado fuerte el verano con la exposición y el curso de la UPV sobre el sexo en Roma. A partir del viernes refuerza su apuesta con el festival Dies Oiassonis con su propuesta tradicional y novedades como el circo romano.
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Roma, un espejo en el que mirarse |
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Domingo, 10 de Julio de 2016 20:57 |
Noticia publicada en Diario Vasco sección Bidasoa,el domingo día 10 de Julio de 2016.
Roma, un espejo en el que mirarse
La sede de Gordailua acogió las dos primeras jornadas del curso, que finalizó en el Museo Oiasso. / F. DE LA HERA
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LOS CURSOS DE VERANO ARROJARON LUZ SOBRE LA SEXUALIDAD ROMANA Y LOS MITOS QUE PLANEAN SOBRE ELLA
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SE INCIDIÓ EN EL PAPEL QUE JUEGA NUESTRA SOCIEDAD Y SUS «DISCUSIONES» A LA HORA DE INTERPRETAR LOS HÁBITOS DE LOS ROMANOS
10 julio 201609:34
Hollywood y las series de televisión muestran a una sociedad romana libertina, lujuriosa y rendida a satisfacer sus deseos sexuales. «En muchos casos la forma en la que tratamos el sexo en Roma es, básicamente, una proyección de lo que nosotros percibimos como sexualidad contemporánea pero en un escenario distante». Para Elena Torregaray, profesora titular de la facultad de Letras de la UPV/EHU, esta es una actitud «interesada», tal y como explicó durante el Curso de Verano 'Género, erotismo y sexo en Roma' que ha tenido lugar esta semana en la sede de Gordailu y el Museo Romano Oiasso. En su opinión, la idea que «nos hemos creado sobre la sexualidad romana la hacemos siempre en nuestro provecho y la utilizamos para nuestras justificaciones contemporáneas». En ese sentido, apunta a que se ha llegado al punto de «buscar precedentes del matrimonio homosexual en la Roma antigua», una búsqueda que nace de las «discusiones actuales» que cuentan con «ese grado de artificialidad de buscar en el escenario romano algo que justifique reivindicaciones actuales».
Otro ejemplo que plantea Torregaray es el de la aparente facilidad de acceso al sexo, sobre todo focalizado en esclavos y prostitutas, que existía en aquella civilización. Mientras que la esclavitud ha sido erradicada y «es un delito» hoy en día, «existe un debate inagotable sobre la prostitución». El hecho de que ambos estuvieran permitidos «de cierta manera» en la Roma antigua provoca que «inmediatamente se proyecte el libre acceso al sexo en nuestro imaginario, lo que contamina el resto de la visión sobre la sexualidad romana».
A la hora de abordar la sexualidad de aquella civilización hay que tener en cuenta que «varían el sentido y el contexto que se le daba al sexo en Roma». Así, la heterosexualidad, homosexualidad o bisexualidad son «conceptos modernos del siglo XIX» a los que la sociedad «no prestaba atención». Y no porque no existieran, sino porque «no veían la necesidad de explicarlo o categorizarlo dado que lo que primaba era la utilidad». La capacidad sexual del ciudadano romano -que era quien tenía derechos- era una cuestión que «debía ser mantenida bajo control», hasta el punto de que «el exceso de sexo no estaba bien visto». Eso sería, según Torregaray, lo que «quizás» definiría la identidad sexual del hombre, y no tanto «la forma en la que practicaba su sexualidad o los compañeros con los que tenía relaciones sexuales». En el caso de la mujer su rol estaba «directamente relacionado con su capacidad para ser madre, para crear nuevos ciudadanos, sin que ello quitara para que tuviera otro tipo de comportamientos sexuales».
Por ello, Torregaray apunta a que en la Roma antigua imperaba un concepto de «utilidad» y que «la sexualidad estaba condicionada al lugar que ocupaba el ciudadano en la ciudad». Así, se concebían tres ámbitos de practicas sexuales. Por un lado estaba la denominada 'labor', cuyo objetivo era «la procreación para garantizar la supervivencia de la ciudad». Por otro lado, la 'otium' hacía referencia «al disfrute fuera del ámbito normativizado -la labor- pero que también era de una sexualidad controlada». Por último, estaba la 'mollitia', una práctica reservada a «los placeres fuera de la norma y el disfrute razonable, relacionado con todo aquello que excedía de lo que era razonable dentro de la sociedad».
Pese a todo, la profesora incide en que lo que se conoce sobre la sexualidad romana se basa «exclusivamente en lo que dicen unos pocos autores», fuentes que han pasado «por un montón de filtros de transmisión». Por ello, lo que ha llegado hasta nuestros días es «lo que a lo largo de los siglos se ha considerado que deberíamos saber». Un relato «extremadamente sesgado y que sólo se refiere a una parte de la sociedad romana».
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Iniciativas populares completan los actos de los 250 años de Irun |
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Domingo, 10 de Julio de 2016 20:28 |
Noticia publicada en Diario Noticias de Gipuzkoa,el domingo día 10 de Julio de 2016.
BIDASOA TXINGUDI
Iniciativas populares completan los actos
de los 250 años de Irun
Habrá visitas guiadas y teatralizadas, un descenso en piragua, conciertos y exposiciones
XABIER SAGARZAZU - Domingo, 10 de Julio de 2016 - Actualizado a las 06:12h
Iñaki Garrido, Juncal Eizaguirre y Javier Martínez, presentando el programa, el viernes en el ayuntamiento de Irun.
IRUN - Una decena de iniciativas populares, como travesías de montaña, visitas guiadas y teatralizadas, exposiciones o hasta un repique de campanas por toda la ciudad, servirán como complemento a los actos que el Ayuntamiento de Irun, como institución, ha organizado y seguirá organizando en los próximos meses para recordar que en este año 2016 se cumplen 250 años desde la constitución de Irun como ciudad de pleno derecho.
El programa fue detallado este viernes por la edil de Cultura, Juncal Eizaguirre, y por Iñaki Garrido y Javier Martínez, representantes de la Asociación de Historiadores de Gipuzkoa y de la Sociedad Deportiva Santiagotarrak, que “han formado, junto con otras entidades y asociaciones, parte de la comisión sobre los 250 años de Irun que se creó hace algunos meses”, recordó la edil.
INICIATIVAS De esta comisión y a iniciativa del Ayuntamiento surgieron actos como “las exposiciones sobre la red Comète o los nazis en el Bidasoa, las conferencias que se están haciendo una vez al mes o la exposición Gabarrariak, en el Amaia”, recordó Eizaguirre.
La edil de Cultura del Consistorio irunés recordó que “además, se pidió a los colectivos de la ciudad que hicieran sus propias propuestas para recordar los 250 años de Irun y otras efemérides que también se cumplen este año, como los centenarios del Tren Txikito y del puente Avenida, o los 80 años del incendio de la ciudad, el 4 de septiembre de 1936”.
PROGRAMA Estas nuevas iniciativas, que ya pueden consultarse al detalle en el apartado de la web www.irun.org dedicado a los 250 años de la ciudad, arrancarán la próxima semana, el sábado 16, con una travesía de montaña en la que se recorrerán los fuertes liberales del siglo XIX en Irun, entre Endarlatsa y San Marcial, de la mano de la Asociación de Historiadores y de los clubes de montaña Erlaitz e Irungo Mendizaleak, con una segunda parte prevista para el 1 de octubre.
La misma asociación organizará visitas guiadas al ayuntamiento (los días 23 y 30 de julio, 13 y 20 de agosto y 10 y 17 de septiembre), además de “otras dos visitas el 6 de agosto y el 2 de octubre, estas teatralizadas, en las que se representará la toma de posesión de la ciudad por parte de su alcalde, en 1766”, explicó Iñaki Garrido.
Santiagotarrak organizará “el 27 de agosto, un descenso del Bidasoa en piragua, entre Endarlatsa y el puente Avenida, recorriendo el trazado del Tren Txikito”, explicó Javier Martínez.
Ya en septiembre, el mismo día 4, se recordará el incendio de la ciudad con un repique de campanas y todavía sin fecha concretada, a lo largo del otoño, habrá conciertos y sendas exposiciones sobre el Tren Txikito y los 250 años de la ciudad .
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Última actualización el Domingo, 20 de Noviembre de 2016 20:23 |
El día en el que Cela se 'perdió' en la Isla de los Faisanes |
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Sábado, 09 de Julio de 2016 18:38 |
Noticia publicada en Diario Vasco sección On+ Extra , el sábado día 9 de Julio de 2016.
El día en el que Cela se 'perdió' en la Isla de los Faisanes
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CUENTAN QUE UNA TARDE DE VERANO SE ADENTRÓ CON UN AMIGO EN EL BIDASOA Y RECALÓ EN LA ISLA DE LOS FAISANES POR SIMPLE CURIOSIDAD HISTÓRICA. AQUEL DÍA ACABÓ MAL Y EL LUGAR QUEDÓ GRABADO EN SU RECUERDO, CASI SIEMPRE EN TONO DESPECTIVO
9 julio 201608:41
El escritor Camilo José Cela, que convirtió el desaire y la ironía en su sello, atizaba a menudo y no sólo contra personas, también contra aquellos lugares donde vivió incómodas experiencias. Cuentan que una tarde de verano se adentró con un amigo en el Bidasoa y recaló en la Isla de los Faisanes por simple curiosidad histórica. Aquel día acabó mal. Una brusca galerna acompañada de un aguacero le dejó calado. Con tiritona y rodeado por las aguas del Bidasoa se sintió perdido y desprotegido. Leyenda o no, lo cierto es que el lugar quedó grabado en su recuerdo. Repitió a lo largo de los años referencias a la isla y casi siempre con tono despectivo. Lo hizo en su libro del ‘Miño al Bidasoa’, adaptado luego para una serie, que TVE emitió en 1990 con Nicolás Dueñas y José Antonio Labordeta como protagonistas. «Está cada día más desmantelada y fea la canija Isla de los Faisanes, que tiene un nombre desproporcionadamente bello para su pobre y ruinosa presencia». El asunto no quedó ahí. El premio Nobel gallego, que siempre le daba una ingeniosa vuelta a las cosas, no paró hasta encontrar respuesta al hecho de cómo un pequeño territorio de no más de 2.000 metros cuadrados, podía llamarse Isla de los Faisanes, precisamente «siendo éste un pájaro que necesita grandes y frondosos territorios» para habitar.
La evidencia de que se trataba de un error, arrastró al escritor a investigar el motivo que llevó a dar un nombre equivocado a esta isla que pasó a la historia por ser testigo de la firma en 1659 del Tratado de los Pirineos entre la coronas española y francesa. «Este de la Isla de los Faisanes -escribió Cela en un artículo posterior- es lo que pudiéramos llamar un topónimo por tablas, tan hermosos como falso, que nació por casualidad y del próvido vientre del que brotan las faltas de ortografía que se copian del prójimo». El origen de la equivocación estaría para Cela en la singularidad de este islote en mitad del Bidasoa, donde se reunían todos los años los alcaldes de los «pueblos fronteros, franceses y españoles, para pactar las transacciones y hablar de sus problemas comunes». Los enviados franceses en dichas negociaciones «eran los ‘faisants’, gerundio o mejor participio presente o activo del verbo ‘faire’ (hacer), y a los españoles les decían faceros o feceros, los hacedores, los que hacen». Argumento que le sirve a Cela para resolver el jeroglífico de tirón. Concluía el escritor que «algunos fueron por el camino fácil» y tradujeron ‘faisants’ a su manera, es decir, ‘faisanes’ en lugar de ‘hacedores’.
Deshecho el entuerto, Cela incide en que el error es casi imperdonable. «Isla de los Faceros o Feceros -escribió- sería nombre más históricamente cierto y adecuado que Isla de los Faisanes, que si poético, también es mentiroso y artificial. Ni se me ocurre siquiera proponer el deseable cambio de un nombre por otro, porque soy poco amigo de perder el tiempo en la defensa de causas perdidas y porque no ignoro que estos problemas no interesan más que a cuatro aficionados a la geografía, entre los que me cuento, pero supongo que tampoco tengo por qué callarme esta pequeña pifia topónima que, al menos, pienso que tiene cierta curiosidad».
De una forma o otra, Cela siempre estuvo vinculado con el Bidasoa. En 1984, ocho años antes de su muerte, entró a formar parte de la Cofradía del Salmón y no por sus conocimientos de este pez. «Mi presencia aquí -dijo el escritor en una comparecencia el Parador de Hondarribia- responde a la invitación de unos amigos, pero la Cofradía me ofreció formar parte y acepté encantado. Yo el salmón me limito a comerlo, no voy a hablar ni siquiera a divulgar sobre él, de lo que voy a hablar es de vinos». Y así lo hizo, como siempre a su estilo. Esos sí, tampoco en aquella ocasión le faltó ocurrencia para poner punto final a su discurso, al comentar que «comer, joder y caminar» eran sus tres vicios declarables. «Aunque no sé por qué hay que llamarlos vicios. Yo los llevo aquí bordados», dijo llevando su dedo índice a sus iniciales CJC bordadas en el bolsillo de la camisa.
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