No hay evidencia ninguna de que Oiasso, la ciudad romana que hace 2.000 años ocupaba el suelo del Irun actual, tuviera anfiteatro. La maqueta de aquella urbe que luce en su última planta el Museo Oiasso ni siquiera lo contempla. Sin embargo, los gladiadores serán protagonistas en el festival romano que el municipio fronterizo disfrutará este fin de semana en los que podrían ser los primeros juegos locales de gladiadores en dos milenios.

Qué es. Se trata de un representación teatralizada de unos 50 minutos que cuenta la historia de un personaje con ritmo y acción trepidantes e incluye luchas de gladiadores y carros tirados por caballos.

Dónde y cuándo. En la plaza Istillaga de Irun, muy cerca del Museo Oiasso. Habrá sesiones el sábado (17.00 y 20.30 horas) y el domingo (11.00 y 17.00 horas)

Entradas. Se pueden comprar en el museo a 5 euros. Hay vales de descuento del 50% en establecimientos de Bidashop.

Desde el viernes hasta el domingo, los Dies Oiassonis, una iniciativa que cumple ya su séptima edición, envolverá de nuevo la ciudad en un ambiente de época clásica. Desde hace unos años, en esta propuesta conviven dos voluntades. Una, más rigurosa, sirve para dar a conocer la antigua Roma, sus oficios, su tecnología, sus costumbres, su música, su religión. Es en la que se enmarca, por ejemplo, la procesión del Navigium Isidis, que reproduce, basada en textos latinos, la ceremonia con la que los romanos abrían la temporada de navegación. Oiasso, como ciudad portuaria, sería testigo hace 2.000 años de un ritual como el que se recrea este domingo a las 13.00 horas.

El otro apartado de los Dies Oiassonis es más flexible, más abierto. Aquí se inscriben la cena gourmet con toque romano o un mercado artesanal de ambientación clásica que sirve para decorar y dar color el entorno del museo. Y es en este contexto en el que, de la mano de la asociación de comercios irundarras Bidashop, llega este año ese acercamiento al combate de gladiadores de Draconia Producciones.

Mieria Blasco es la directora de escena de esta compañía, especializada en espectáculos de este tipo. «No buscamos hacer una recreación histórica, sino un buen show en el que la gente se lo pase bien», aclara desde un principio. No huyen de los conocimientos existentes sobre la época, «pero lo cierto es que nos basamos más en las películas que en los textos clásicos. Los gladiadores usan las armas debidas, la red y el tridente del retarius, el scissor, el glaudius... Pero las armaduras, sin embargo, son más ligeras, para permitir que se puedan mover con mayor agilidad y rapidez que las de los gladiadores de entonces». Ese aspecto de la velocidad en el combate será sin duda una de las grandes diferencias con una recreación histórica. Quienes quieran disfrutar de un conocimiento más fidedigno de cómo eran los combates a muerte en las arenas de los anfiteatros romanos pueden hacerlo también en estos Dies Oiassonis, el sábado, frente al museo, a las 13.00 y a las 18.00 horas.

Blasco reconoce que estas recreaciones «tienen muchísimo mérito. Las valoramos y hemos aprendido mucho viéndolas». Pero en Draconia manejan otros objetivos. Sí que pretenden acercar los juegos romanos al público actual, pero mediante «una propuesta teatral con un héroe que vivirá una gran historia en la que se enfrentará a los mejores gladiadores venidos de todas partes».

La compañía cuenta con 15 especialistas en combate de gladiadores, «de los cuales, más o menos la mitad, pueden, además, participar en combates a caballo. Hace poco introdujimos el tema de las cuadrigas y ya tenemos dos actores que las manejan, además de un colaborador que es quien nos da la formación y a veces participa con nosotros».

Allá donde van adaptan el espectáculo a la historia del lugar y a las necesidades del espacio disponible, en este caso, la plaza Istillaga y el anexo frontón Euskal Jai, muy cerca del museo. «Allí veremos a los gladiadores combatiendo y a los carros de caballos corriendo, en este caso bigas en lugar de cuadrigas, con dos caballos en vez de cuatro», confirma Yon Gallardo, el presidente de Bidashop, la asociación de comerciantes que ha traído este espectáculo. «Empezamos a mirar estas cosas buscando algo para una feria medieval que hicimos en Behobia. Vimos esto y nos pareció una pasada, un espectáculo perfecto para reforzar la programación de los Dies Oiassonis». Habrá dos pases el sábado, a las 17.00 y a las 20.30 y otros dos el domingo, a las 11.00 y a las 17.00 horas. Las entradas, a cinco euros, pueden comprarse en el Museo Oiasso.

Además, el festival romano contará con talleres de gastronomía y técnicas artesanas romanas; las representaciones teatrales de las obras Medea y Malus Cotonus; pintxos romanos en casi una treintena de establecimientos de la ciudad; juegos infantiles de inspiración clásica y charlas y conferencias. Será, además, una buena oportunidad para visitar 'Sexo en época romana', la exposición temporal que el museo acoge este verano.

El Ferrocarril del Bidasoa, conocido popularmente como el Tren Txikito, realizó su primer recorrido el 1 de febrero de 1916. En aquel momento, su trazado unía Irun con Doneztebe y tardó cuatro meses más en llegar a la que estaba previsto que fuera su cabecera navarra, Elizondo.

Se proyectó con vocación de cubrir las necesidades de la minería, pero desde el principio se identificó y se explotó su capacidad para trasladar personas y mercancias a lo largo del cauce del río.

Esta línea ferroviaria se convirtió en un símbolo de unión de este país del Bidasoa y se ganó un espacio en el corazón colectivo. No registró nunca, sin embargo, las cifras de uso que se manejaron cuando se proyectó su construcción. Se enfrentó además a otras dificultades que sobrevinieron en los años siguientes a su puesta en marcha, como la potenciación de los transportes por carretera o unas fuertes riadas que causaron importantes daños en sus infraestructuras ferroviarias.

Apenas medio siglo después de su nacimiento, el Tren Txikito claudicó. En la Nochevieja de 1956 hizo su último viaje.

Con motivo del centenario de su primer viaje y en el cincuentenario del último, el ateneo Kabigorri ha decidido dedicar su verano expositivo a este tren tan especial. Lo ha hecho de la mano del fotógrafo y coleccionista José Mari Castillo. Él ha montado la muestra con 28 fotografías y varias copias de periódicos de la época, un conjunto con el que narra la entrañable historia del tren bidasotarra. En las imágenes pueden verse las distintas transformaciones de la estación principal de Kostorbe, en Irun, así como sus diferentes máquinas, vagones y edificios y las ruinas que dejó tras su desaparición.

La muestra puede verse hasta el 10 de septiembre, de jueves a sábado, a partir de las 19.00 horas.