La Feria de Navidad de la Costa Vasca cerró ayer su edición de este año después de tres días instalada en Ficoba. Mientras los dos festivos de esta semana han sido muy buenos en cuanto a afluencia, los expositores remarcaban ayer que el miércoles se notó que era día laborable.

«Es fundamental hacer coincidir la feria con un fin de semana», decía Isabel, que con su empresa La Jabonera, acude desde hace cinco años al Salón de Artesanía que forma parte de esta cita navideña. «Lo que más se ha notado ha sido menos público francés, porque allí no tenían festivos», coincidía Santiago del Rincón, de Dulces Artesanos Virgen de Ujué. «El miércoles hubo poca gente y si de tres días uno no funciona... Coincidir al menos un fin de semana es necesario», insistía. Chimeneas Erre, de Hernani, acumula también varias ediciones y aunque compartía el análisis de sus compañeros, Alfredo Sainz estaba contento, quizá porque en su caso no depende tanto de la venta directa como de los contactos para negocio a medio plazo. «De esta feria siempre me salen clientes y creo que este año no va a ser una excepción».

Para los que se estrenaban en la Feria de Navidad, la sensación ha sido un tanto agridulce. Es el caso de Saioa y su iniciativa artesana Baby Mundua. Para esta donostiarra el debut fue «complicado. Ha habido mucha diferencia entre lo que pasó el martes y el jueves y lo que pasó el miércoles». Aún y todo, sus productos textiles para bebés, «sobre todo los baberos y las pizarras portátiles», han tenido buena aceptación.

En Ficoba son conscientes de que el calendario no les ha favorecido, pero «la feria no ha ido mal. Hay stands que el mismo martes reservaron espacio para el año próximo», comentaba la directora del evento, Mónica Alday. «Cada año cae de una manera y nos adaptamos como podemos, pero sabemos que estos dos festivos de diciembre son los adecuados para esta feria que está muy orientada a ofrecer una alternativa en esos días al público de la provincia».

Es, desde hace décadas, una de las citas clásicas de las Navidades en Irun. El coro Atzokoak ofrece mañana sábado su tradicional concierto, a las 19.30 horas en el Centro Cultural Amaia. Como suele suceder todos los años, las invitaciones ya se han agotado.

Y es que el aforo del Amaia (600 plazas) prácticamente se completa con la asistencia de socios, familiares y amigos de la agrupación. Las pocas invitaciones que restan se terminan en cuestión de días. «Es nuestro concierto principal, en el que intentamos reflejar todo el trabajo que hacemos a lo largo del año», explica Fernando Tejero, director de A- tzokoak. «En estos momentos no nos quedan entradas», si bien podría suceder que «a última hora se produzca alguna devolución de alguien que no pueda asistir». El Amaia siempre está, por lo tanto, repleto para escuchar el concierto navideño de Atzokoak, aportando a los cantores «un calor que agradecemos», subraya Fernando Tejero.

Un año más, el coro contará con la colaboración de la Orquesta del Conservatorio para ofrecer al público un programa dividido en tres partes: la primera estará protagonizada únicamente por las voces de los cantores, que interpretarán a capella temas «de nuestro repertorio clásico». Se han incluido, no obstante, «algunas obras nuevas que hemos ido trabajando durante este año»; por ejemplo, 'Lo eta dantza' de Javier Busto. No faltarán en el repertorio varios villancicos, tan propios de esta época del año.

En la segunda parte tomarán el relevo los músicos de la orquesta del Conservatorio, dirigidos por Raffaela Acella. Interpretarán «cuatro o cinco obras, clásicas y propias de estas fechas», concreta Fernando Tejero. El público podrá escuchar piezas como 'El pequeño tamborilero' o la 'Marcha Radetzky'.

En la última parte del concierto la orquesta y el coro se unirán en el escenario para, en esta ocasión, ofrecer ópera al público: «interpretaremos tres obras», de las óperas 'Rigoletto', 'La flauta mágica' y 'Nabucco'. «En la parte de orquesta y coro, la de este año va a ser nuestra actuación más bonita», adelanta el director de Atzokoak.

Fernando Tejero recalca el carácter benéfico que tiene este concierto: las entradas son gratuitas, pero al término de la actuación, en el vestíbulo del Centro Cultural Amaia se colocarán unas urnas en las que los asistentes podrán realizar donativos que se destinarán a la ONG Behar Bidasoa. «Llevamos varios años haciéndolo y la gente responde muy bien».

Los cantores han realizado estos días los correspondientes ensayos y ultiman los preparativos para poner el broche de oro a este año «cantando, que es como mejor sabemos y más disfrutamos», concluye su director.