Cocinar, hacer manualidades, jugar, aprender... Pero todo ello, al estilo romano. Los 'Dies Oiassonis' ofrecieron ayer un programa pensado para disfrutar y viajar atrás en el tiempo más de 2.000 años, a cuando Irun era Oiasso. Las jornadas dedicadas al pasado romano de la ciudad concluyeron ayer dejando un buen sabor de boca tanto en la organización como entre el público.

María José Noain, responsable de actividades del Museo Oiasso, confirmaba que la de ayer fue «la jornada que más actividades ha reunido. Hemos arrancado a las 11.00, y los talleres y actuaciones previstos en el programa», que continuó hasta las 20.00, «se están llenando».

El entorno del museo romano fue el lugar en el que se instalaron multitud de puestos a través de los cuales los visitantes podían aprender sobre las costumbres y usos del mundo de la antigua Roma, sin que faltase la diversión: los talleres de mosaicos y de lucernas romanas, dirigidos al público infantil, completaron todas las plazas disponibles. También hubo ocasión de construir un reloj de sol, degustar vinos elaborados mediante el sistema tradicional romano, asistir a un espectáculo de títeres que representaba el final de Julio César, aprender cómo se fabricaban las cotas de malla, observar una exhibición de soplado de vidrio... La Asociación Tempus Ludica organizó también «una serie de juegos de rol y estrategia con temática romana, que han estado en marcha durante todo el día. Prácticamente, en todo momento ha habido algo que hacer», explicaba la responsable de actividades del Museo Oiasso.

Igualmente se llenó el taller gastronómico para adultos que impartió a mediodía el cocinero Txemi Moreda Artola, del restaurante Amona Kattalin Txoko: «ha sido muy divertido. Hemos practicado una técnica de maceración romana, empleando sal, miel y hierbas aromáticas. También hemos hecho requesón con eneldo sobre pan rústico, creando un 'pintxo romano' al que le hemos añadido el salmón que habíamos macerado. Y de postre, dátiles rellenos de avellana, que han sido la estrella del taller», explicaba Txemi Moreda Artola. Por la tarde, repitió la sesión pero para el público infantil: los pequeños cocineros elaboraron pan romano y una merienda a base de frutos rojos y miel.

También el interior del Museo Oiasso estuvo muy concurrido, sobre todo durante los espectáculos de gladiadores que llevó a cabo Jano Recreaciones Históricas en la Sala Puerto, tanto por la mañana como por la tarde: «nos da la sensación de que es la actividad que más éxito tiene todos los años», comentaba María José Noain.

La quinta edición de los 'Dies Oiassonis' ha demostrado que esta iniciativa se ha convertido ya en un clásico del verano irundarra: «lo hemos percibido a través de las redes sociales. Desde hace unos meses hemos estado recibiendo consultas sobre el programa del festival. Parece que es una cita que ya se ha consolidado», confirmaba la responsable de actividades del museo.

Ante esta circunstancia de última hora, y para facilitar el acceso y entrada de los asistentes al concierto, especialmente en el caso de aquellas personas que tienen ya una invitación numerada, se recomienda acudir a Artaleku con suficiente antelación. Las puertas del polideportivo abrirán a las 21.00, una hora antes del inicio del espectáculo.

Por otra parte, todas aquellas personas que no dispongan de invitación podrán acceder al recinto gratuitamente hasta completar el aforo disponible. Asimismo, se informa a los asistentes del concierto que el parking de Artaleku no se podrá utilizar durante la celebración del mismo.

El concierto 'Popularmente Luis Mariano', en el que participan varios coros, academias de baile y la Banda de Música Ciudad de Irun, podrá seguirse en directo a través de ETB.

'Navigium Isidis' era la fiesta romana de comienzos de abril en la que se llevaba a la diosa Isis hacia los puertos. Hoy en día se realiza en clave cristiana en la festividad de la Virgen del Carmen, celebrada recientemente, en la que los arrantzales llevan a la mar la imagen de la virgen buscando buenas mareas y recolección generosa. Ayer, dentro de los 'Dies Oiassonis', el Museo Oiasso organizó una recreación de la 'Navigium Isidis'.

El desarrollo de esta procesión aparece recogido en el capítulo XI del libro 'El asno de oro', escrito por Apuleyo en el siglo II. En él se explica cómo se celebraban estas fiestas, que servían para pedir que los mares fueran benévolos y ofrecieran fruto abundante; y también la metamorfosis de Lucio, convertido en asno y al que el sacerdote le devuelve su condición humana.

Ayer, con el Museo Oiasso como punto de partida, en torno a doscientas personas recrearon esta ceremonia en honor a la diosa egipcia de la navegación. Egipcia, sí; pero muy vinculada a la civilización de la antigua Roma, ya que era la protectora de sus marinos. La celebración de este acto se inició con un desfile desde la calle Escuelas y hasta el entorno del canal de Dunboa. Tras la ceremonia que tuvo lugar en el río, los participantes regresaron al Museo Oiasso, donde recrearon los ritos que abrían oficialmente el mar a la navegación.

Fue el plato fuerte del programa de ayer viernes, que incluía asimismo unos juegos infantiles que tuvieron lugar en el entorno del museo romano. La jornada de hoy será la última de los 'Dies Oiassonis', y también la más potente en cuanto a número de actividades programadas: desde las 11.00 hasta las 20.00, el entorno de Oiasso se instalarán puestos de vidrio soplado, de bronces romanos, juegos de estrategia de la antigua Roma... También habrá espacio para los espectáculos: a las 12.30 y 19.15, en la sala Puerto del museo, Jano Recreaciones Históricas celebrará sendas recreaciones del mundo de los gladiadores. Las entradas para este espectáculo cuestan cinco euros. También habrá, en este caso en el exterior del museo y con carácter gratuito, representaciones de títeres romanos a las 13.15 y 20.30. El programa completo, que puede consultarse en la página web del Museo Oiasso, incluye asimismo un buen número de talleres.

Los Dies Oiassonis cuentan también una vertiente gastronómica en la que colaboran establecimientos de la plataforma 'Saborea Irun Dastatu': diversos bares y restaurantes han preparado pintxos inspirados en la antigua Roma que pueden degustarse a lo largo de la jornada de hoy por 1,50 euros.

Además, el cocinero Txemi M. Artola, de Amona Kattalin, impartirá talleres de gastronomía romana a las 12.30 (para adultos, por 2 euros), y a las 18.30 (dirigido al público infantil y por el precio de 1 euro).

Ni grandes orgías romanas, ni emperadores obsesionados por el sexo, ni una libertad sexual absoluta, ni una homosexualidad aceptada por todos. Esos fueron los cuatro mitos que la doctora de la UPV, Elena Torregarai, fue destruyendo en su conferencia 'Sexo en Roma, mito y realidad' pronunciada el jueves en el Museo Oiasso, dentro del programa de los 'Dies Oiassonis'.

Torregarai denunció la imagen creada por la literatura y el cine desde el siglo XVIII, que nos hace ver una Roma pagana, lujuriosa y loca. También ayudaron a crear esta imagen los descubrimientos arqueológicos de Pompeya y Herculano, llenos de imágenes eróticas y elementos fálicos. Series televisivas como 'Roma' y 'Yo Claudio' han reflejado esa Roma de sangre y sexo.

Se asocia a Roma con las orgías pero, según palabras de la conferenciante, a los romanos no les gustaba demasiado ni el sexo en público ni el intercambio de parejas. Es cierto que en las fiestas dedicadas al dios del vino Baco se abusaba de esta bebida y se practicaba el sexo. Pero Roma, al contrario que Grecia, no estimaba la desnudez pública. Las mujeres virtuosas siempre iban vestidas y en su educación se les insistía en que el sexo debía mantenerse en la oscuridad y que el marido no debía verlas desnudas.

Esta sexualidad tan controlada también tenía una vía de escape. Eran las fiestas religiosas que se celebraban en abril, donde las procesiones y festividades concluían con contactos sexuales para reproducir la población romana. Asimismo, se encontraban prostitutas. Éstas sí mostraban su cuerpo a través de las sedas transparentes. Pero la prostitución era una práctica ordenada. Las meretrices desfilaban en los 'Juegos florales' para darse a conocer y se registraban ante los jueces para quedar libres de persecución. Mayor tolerancia al sexo se daba en las fiestas dedicadas a los cultos mistéricos de Baco, Orfeo e Isis. Bebida y drogas conducían al trance y al sexo, pero siempre hubo la sospecha de prácticas de brujería e incluso infanticidios. Desmontó también la historiadora la imagen de aquellos emperadores locos, tiránicos y obsesionados por el sexo. Según ella, estas acusaciones de crueldad sexual y deseo sin freno, representadas en Calígula, Nerón y Tiberio, tenían más una pretensión de crítica política que de desenfreno sexual real. Mesalina y Julia también aparecen como devoradoras de hombres, pero quizá la razón hay que hallarla en poner en duda que sus descendientes fueran hijos legítimos y así impedir que se convirtieran en emperadores.

¿Existía más libertad en Roma que hoy, eran más permisivos que nosotros? Las imágenes de Pompeya y Herculano, repletas de falos en lámparas, fuentes, barandillas, dormitorios, parecen hacer pensar que sí. También el culto al dios Priapo, representado siempre con un falo enorme y deforme, pero cuyo objeto era más llamar a la suerte que al sexo, más bien contraerótico por exceso, limitando así el impulso sexual. Todo lo contrario, bromeó Torregarai, que en el mundo actual, en que «cuanto más grande, más erótico». Se refirió también a la prostitución, distinguiendo entre las prostitutas pobres, esclavas o prisioneras de guerra y mal vistas por su relación con el alcohol, la magia y los venenos; y las cortesanas de alto nivel, vestidas con sedas de colores y con el pelo teñido, que ofrecen conversación, baile, danza y sexo convirtiéndose en mujeres ricas. También había prostitución masculina, siempre más barata que la femenina: «un soldado recibía 10 ases diario por su salario. Una relación sexual con un prostituta podía suponerle entre dos y tres ases. Si la relación era con un hombre, con un as valía».

El último mito que criticó la doctora fue el de una homosexualidad muy extendida en Roma: «la homosexualidad se aceptaba, pero siempre y cuando fuera entre desiguales, porque un ciudadano romano no podía tener un rol pasivo porque sería humillante». Por ello, las relaciones eran desiguales y se mantenían con esclavos o personas socialmente inferiores. Aunque nos escandalice, eran habituales los banquetes con niños y adolescentes delicados y exóticos con los que se practicaban juegos eróticos. También hubo matrimonios entre hombres, como el de Marco Antonio y Nerón, pero eran más juegos políticos que no tenían reflejo en las leyes. Concluyó con una referencia al lesbianismo, mal visto por la sociedad romana porque pensaban que una de las mujeres hacía un rol masculino y ello era una muestra de desorden. De este modo, Elena Torregarai explicó cómo nuestra visión de esa Roma llena de orgías, emperadores locos, absoluta libertad sexual y homosexualidad por doquier, es más un mito que una realidad histórica.