La Mesa de Movilidad ha trabajado, estas últimas semanas, sobre los siguientes pasos que el PMUS, el Plan de Movilidad Urbana Sostenible, dará a lo largo de este año y ha alcanzado un consenso. En este órgano están representados todos los grupos políticos del Ayuntamiento, el Foro Ciudadano, la Federación de AAVV Oiasso 2000, los taxistas, la empresa de autobuses Auif, Kalapie, el Club Ciclista Irunés, asociaciones de discapacitados, Ekologistak Martxan y la Agenda 21.

La experiencia de la reducción de la velocidad máxima de circulación en el paseo de Colón y en otras de las arterias principales del centro de la ciudad ha dejado satisfechos a los componentes de la Mesa y la nueva línea pasa por extender la medida a, prácticamente, todo el casco urbano. «En la propuesta que hicimos», explicó ayer la delegada de Movilidad y Vía pública, Cristina Laborda, «el objetivo es motivar y facilitar la movilidad peatonal para que los trayectos a pie sean los prioritarios, junto con la bicicleta y el transporte público». En esa línea, el calmado de tráfico que se aplicó en el centro se extiende al conjunto de la ciudad salvo contadas excepciones. Seguirán a 50 viales con doble carril para cada sentido, como la avenida de Letxunborro o la futura Ronda Sur; carreteras de extrarradio, como las que siguen hacia el sur una vez superada la línea de la autopista; calles con uso intensivo por parte de polígonos industriales, como la carretera del Molino; y los viales cuya competencia no es municipal, como la variante. «La idea es que durante los próximos meses, antes del verano, vayamos colocando las señales y carteles. Pondremos una fecha de entrada en funcionamiento que se avisará con tiempo y se recordará. A partir de ese momento, el casco urbano de Irun será de 30 kilómetros por hora», confirmó Laborda.

Las adecuaciones se harán con cargo al presupuesto de 2013, cuyo borrador contiene también partidas para otras actuaciones relacionadas con la movilidad que también apuntó la delegada. «El PMUS establece tres ejes principales que atraviesan la ciudad: de Behobia al Hospital Comarcal; del puente de Santiago a Olaberria; de Luis Mariano a Ventas». En los tres recorridos el objetivo es «eliminar cualquier tipo de barrera de accesibilidad y garantizar espacios para el tránsito peatonal de, al menos, tres metros de anchura y sin obstáculos». Se prevén una serie de actuaciones para conseguirlo, «algunas a largo plazo, como el tramo de calle Hondarribia que falta por urbanizar; otras inmediatas como reducir una marquesina para alcanzar esa anchura de tres metros».

La tercera línea en la que avanzará el PMUS será la de desarrollar espacios en los que el peatón prime sobre los vehículos motorizados. Se distribuirán en cuatro categorías con características diferenciadas.

Habrá espacios peatonales puros, como San Juan, con aceras y viales al mismo nivel. También zonas de acceso restringido mediante pilonas donde la velocidad será de 20 por hora y tampoco habrá desnivel entre aceras y vial, como ocurre en la Parte Vieja. Una tercera categoría será la de calles residenciales, al estilo del poblado de Urdanibia, de libre paso, pero donde el peatón tiene prioridad sobre coches que deben circular como máximo a 20. Finalmente, se considerará establecer calles 20, con esa limitación de velocidad y con la posibilidad de que el peatón se mueva libremente sin tener que buscar pasos de cebra para cruzar la zona de paso de los coches.

Entre estas medidas y la extensión de la limitación a 30, los nuevos carriles bici se construirán sólo «en las calles a 50, a los recorridos de ocio y, puntualmente, a la avenida de Navarra por la pendiente». Precisamente ésta y la avenida de Letxunborro, son las dos calles cuyo futuro no está decidido aún. «Ha habido propuestas alternativas en la Mesa que vamos a estudiar. Habrá que hacer estudios de tráfico», señaló Laborda, «pero se tomará una decisión en los próximos meses».

El aparcamiento subterráneo de la plaza de San Juan modificó sus tarifas nuevamente hace unas semanas de manera que, actualmente, el precio es de un euro por cada hora de aparcamiento tarificada por minutos. Además, sigue manteniendo la oferta de un coste máximo de cinco euros por jornada.

Unos días antes de final de año, Empark, empresa que tiene adjudicada la gestión del parking, varió los precios iniciales. La hora de aparcamiento, que desde la apertura venía cobrándose a 1,95 céntimos pasó a costar 1,55. Apenas un mes después, Empark ha decidido establecer otra rebaja en la tarifa para dejarla en un euro la hora, lo que la sitúa por debajo del precio de la OTA, en el que la hora de aparcamiento sale a 1,20 euros.

Aunque han pasado ya varios días desde la entrada en vigor del nuevo precio, la gran mayoría de los conductores que aparcan en la zona no lo conocen aún. «Desde luego, si es más barato, lo empezaré a usar. Aunque la empresa me paga estos gastos, no tengo duda de que usaré el parking para rebajarlos en lo posible», comentaba Edurne. José Antonio por su parte, que es de San Sebastián, había entrado directo al parking en una visita «puntual para hacer unas compras. No sabía lo que costaba y cuando he visto las tarifas me ha parecido muy barato. Comparado con Donostia, desde luego que esto es un chollo». Para otros usuarios, como es el caso de Manolo, «no cambia nada. Ese parking me parece una vergüenza y me resulta incómodo. Si vienes a hacer un recado tardas más en entrar y salir que en hacer lo que has venido a hacer».