El punto de partida de todo el entramado de red inteligente se encuentra en los servicios que son competencia de Servicios de Txingudi. Su actual red de comunicación se pensó, en origen, para cubrir las necesidades de la gestión del agua y los residuos.

«Empezamos con los telecontadores con la idea de facilitar el sistema de facturación», recuerda Miguel Ángel Muñagorri, gerente de la empresa pública. Enseguida vieron potencilidades mayores. La gestión del agua abarca su ciclo integral, desde la captación en los embalses hasta que la depuradora la devuelve al mar. El nivel del embalse, la cantidad que pasa por la potabilizadora, la que llega a cada depósito (cuatro abastecen Irun, uno Hondarribia) y la que pasa por el caudalímetro de cada sector daban mucha información. «Saber también el consumo de cada contador en tiempo real nos permite saber cada gota que se pierde y facilita dónde buscar la fuga», añade Josean Rodrigo, jefe del departamento de Redes y Obras. En Artia, barrio piloto de esta modalidad de gestión, las diferencias entre lo que se envía y lo que sale de los grifos apenas es un 2%. Una pérdida del 20% se suele considerar un buen dato.

Lo que Erlea ha aportado no es sólo la recepción de infinidad de datos para mejorar la gestión, sino su manejo desde una aplicación «muy visual, muy sencilla». Todo lo complejo está debajo, pero de un vistazo «podemos ver si hay pérdidas en un sector; o si en la red de saneamiento está entrando agua de lluvia o de la marea, que no debe».

A esa base informática GIS (Sistema de Información Geográfica) en la que se trabajaba para el agua, se incorporaron los servicios de recogida de residuos y de limpieza viaria. Las ubicaciones de tuberías, tomas de agua, contadores, etcétera; sus características y datos en tiempo real, se habían georeferenciado, es decir, se habían establecido con precisión en un plano digital. Se añadieron las papeleras y los contenedores; las máquinas de limpieza y los camiones de recogida de residuos llevan GPS, por lo que, el mismo sistema, recoge por dónde han pasado, a qué velocidad, a qué hora. «Estamos variando los recorridos para obtener datos por zonas», explica Valentín González, jefe del departamento de Residuos y Limpieza Viaria.

Los operarios ven su orden de trabajo en pantallas en las oficinas centrales y las llevan también en los términales que les acompañan en sus rutas. «Con ellos pueden informar en tiempo real de cualquier incidencia que les impida completar el plan previsto. Así el encargado pueda tomar la decisión de variar el próximo servicio para solucionarlo». El sistema incorpora también las incidencias que personas externas a la empresa remiten a la misma, una fuente de información que se revolucionará en su concepto los próximos días con una aplicación descargable en los móviles que permitirá a cualquier ciudadano informar de manera rápida y sencilla de cualquier cuestión.

El concepto 'smart city' está en pleno desarrollo. Como en el caso de los 'smartphone' o las 'smartTV', este término anglosajón pretende resaltar la cualidad inteligente de las ciudades, su capacidad de gestión informatizada. Hablamos de redes de conexión, bases de datos, flujos de información... Los términos técnicos suenan un tanto crípticos, siempre lo hacen. La realidad es sólo un poco más sencilla de entender. Las nuevas tecnologías han logrado que teléfonos móviles o televisores se hayan convertido en verdaderos ordenadores que multiplican hasta lo inimaginable sus funcionalidades; las ciudades quieren usarlas con fines similares.

Grandes capitales mundiales, europeas y españolas han iniciado ese camino hacia la conversión en ciudades inteligentes. En el Bidasoa, ese proceso lo está impulsando Servicios de Txingudi por lo que el proyecto es de comarca inteligente o 'Smart land'. Partiendo de la tecnología desarrollada para la mejor gestión de sus servicios, la mancomunidad ha dado pie a un concepto de trabajo en red en el que pueden incluirse otros muchos servicios que gestionan los Ayuntamientos que la participan, Irun y Hondarribia. La prueba de fuego ha sido una experiencia piloto en el entorno de la plaza de San Juan y que, con la culminación de las obras en la Marina hondarribitarra, se va repetir en la calle San Pedro de la ciudad vecina.

En los últimos años, y con la idea de facilitar los servicios de gestión del agua, los de recogida de residuos y los de limpieza viaria, Servicios de Txingudi ha tejido una red de comunicación que se extiende por toda la comarca. «Unimos las oficinas centrales de Olaberria con la depuradora de Atalerreka, en Hondarribia, con fibra óptica», explica Kike González, jefe del departamento de Sistemas de Información de Servicios de Txingudi. Fuera de esa red quedaban algunas instalaciones de la empresa pública, como el Garbigune de Araso, «pero pudimos incluirlos en la red mediante enlace de radio». Se planteó un problema que, a la larga, ha proporcionado una gran oportunidad. «No había forma de conectar el embalse. No había ni cobertura de móvil». Lo que sí había era una visual que se aprovechó con tecnología WiMax, «un sistema como el WiFi de casa pero de largo alcance», aclara González.

Mediante esa tecnología se ha constituido Txinzertel, «una nube de conectividad que sobrevuela la comarca y que es pública». Un WiFi comarcal. Ahí surge la oportunidad de una «verdadera 'smart city', o en nuestro caso, al tratarse de dos ciudades, una 'smart land'». Muchas ciudades están avanzando en la informatización de la gestión, «pero lo hacen con redes de comunicación independientes: una para el tráfico y los autobuses, otra para el alumbrado, otra para el wifi público...» Lo que propone Servicios de Txingudi es que, en la comarca, todos los servicios usen Txinzertel. Para ello, se está utilizando un software de la empresa IBM que permite cubrir el doble objetivo que se pretendía, «una entrada masiva de datos y una salida a petición», resume González. Es decir, todas las fuentes de información envían sus datos a una caja común de la que cada uno coge lo que necesita.

La plaza de San Juan se convirtió en una experiencia piloto en este sentido. «El Centro Inteligente de la Ciudad», que es ese sistema de IBM, «está conectado por WiMax al caudalímetro de las tuberías de abastecimiento, a los telecontadores de agua de las viviendas del entorno, al sistema de riego, a tres farolas inteligentes y al monitor de información al ciudadano que hay en Jenaro Etxeandia. Se conectó también el punto de acceso WiFi del Ayuntamiento, una cámara que vigilaba los estacionamientos irregulares en la parada del autobús y un altavoz», enumera González. Esa experiencia de sistema único que lo integra todo, el Centro Inteligente de la Ciudad, es lo que IBM presentará el miércoles en su stand del Congreso Mundial Smart City Expo, en Barcelona, con el proyecto 'San Juan Smart Square' (Plaza Inteligente de San Juan).

Los representantes de Servicios de Txingudi han sido invitados por el gigante informático estadounidense a participar en la presentación por lo que los alcaldes de Irun y Hondarribia, José Antonio Santano y Aitor Kerejeta, acudirán como presidente y vicepresidente de la mancomunidad, acompañados por el equipo técnico.

«Es difícil saber dónde nos puede llevar todo esto», admite Santano. «Existe una potencialidad enorme para mejorar la gestión de la ciudad, porque muchas veces, la información de la que disponemos es escasa o llega tarde». Al Centro Inteligente de la Ciudad vuelcan información diversas fuentes (sensores, personal de Servicios de Txingudi, trabajadores municipales, incluso ciudadanos que en pocos días podrán descargarse una aplicación de móvil para trasladar incidencias en tiempo real) y se controla desde un panel de mando. Abre las puertas a muchos cambios. «Ahora nos sirve para mejorar la gestión del agua y los residuos. Nos estamos planteando la posibilidad de sumar otros servicios como la iluminación urbana, los sistemas de riego y algo de tráfico y transporte público». Sensores que advierten la presencia de una persona para aumentar la intensidad de las farolas antes de que entre en esa calle; información en tiempo real sobre calles cortadas por cualquier incidente para que las evite el autobús o el camión de la basura... «Aún es pronto para hablar de qué se hará y qué no, pero lo que ya vemos es que esto no es ciencia ficción».