FUE tal día como ayer, un 1 de enero, pero del año 1763. Irun, que dependía por entonces de Hondarribia y contaba apenas con 2.500 habitantes, inauguraba un majestuoso edificio en la plaza de San Juan Harria. Era la casa consistorial, aún hoy sede del Ayuntamiento y principal edificio histórico de la ciudad.
Su construcción había arrancado siete años antes, en 1756, cuando aún reinaba Fernando VI, pero su gestación, la idea de construirla, fue lanzada aún mucho antes. A los iruneses les costó 14 años de pleitos con Hondarribia recibir el permiso para construir este edificio de estilo barroco, un cuadrado casi perfecto de 26,35 metros de altura, 23,85 de ancho y 30 de profundidad (sin contar el añadido que hoy tiene en la parte trasera).
EMPEÑO DE LOS IRUNESES
Hondarribia, afrentada
Según explica la historiadora Sagrario Arrizabalaga, "la construcción de la casa consistorial fue un empeño de los iruneses, que estaban pugnando por lograr su separación de Hondarribia, de la que dependían. De hecho, las autoridades de la hoy ciudad vecina se tomaron el proyecto de construcción de este edificio como una afrenta y un desafío directo a su autoridad sobre Irun".
"Decían las autoridades hondarribiarras, y está escrito en la documentación de los pleitos de aquella época, que Irun no podía tener, de ninguna manera, un edificio que fuera más grande y lustroso que el propio ayuntamiento de Hondarribia, construido pocos años antes", explica Arrizabalaga.
De hecho, los 14 años de disputas por el permiso de construcción para este edificio se debieron, principalmente, a que existía sobre Irun la prohibición de construir edificios en piedra. La prohibición databa de la época de los Reyes Católicos, quienes la establecieron para favorecer el desarrollo de Hondarribia como plaza fortificada y estratégica.
"No era la primera vez que había disputas entre Irun y Hondarribia por este motivo. Ya en el siglo XVII, por ejemplo, hubo un pleito similar con la construcción de las dependencias anexas a la parroquia del Juncal. Pero en esta ocasión, Irun estaba ya a punto de lograr su separación de Hondarribia, que llegaría años después, el 27 de febrero de 1766, y los irundarras ganaron la disputa y pudieron construir el edificio", detalla Sagrario Arrizabalaga.
Finalmente, el edificio se construyó y ha seguido en pie hasta hoy, pasando por vicisitudes como el incendio que arrasó la ciudad en septiembre de 1936, al principio de la Guerra Civil. Para el futuro queda su ampliación con un edificio anexo en el antiguo solar de La Sa-lle-San Marcial, aplazada por ahora debido a su alto coste económico.
DETALLES
· Impulsores. El arquitecto de la casa consistorial de Irun fue Felipe Crame, ingeniero jefe de la plaza de San Sebastián, y el presidente del Concejo Municipal por aquel entonces era Domingo de Olazabal y Ramerí, señor de Aranzate, quien sería también, tres años más tarde, el primer alcalde de la villa de Irun, independizada de Hondarribia.
· Carlos III. Aunque la construcción comenzó siendo Fernando VI el rey, en 1763 ya reinaba su sucesor. El perfil de Carlos III luce en el medallón situado sobre la puerta principal del edificio.
· Cuatro clases de piedra. El ayuntamiento se construyó con sillería de la cantera de Eskela, en Jaizkibel(en la fachada y paredes principales): con mampostería de piedra caliza de la propia Irun (para la paredes menos importantes); con piedra toba de Laurgain (Aia) para las bóvedas de los soportales y la escalera principal, y con piedra caliza especial de Olhette, cerca de Urruña, para el gran escudo de armas de la fachada.
· La gran cúpula interior. Corona la torre elevada con cubierta a cuatro aguas del tejado y tiene ocho ventanas. En su tambor, en el interior, lucen los sietes escudos de los territorios históricos de Euskal Herria y el de Irun y de ella cuelga una gran y lujosa lámpara de cristal.
· Pinacoteca. La casa consistorial de Irun alberga, en los muros de sus distintas dependencias, valiosas obras de arte y pinturas de autores como Zuloaga, Montes Iturrioz, Darío de Regoyos, Bienabe Artia, Vicente Berrueta y Menchu Gal
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