6 julio 201400:13
«¡Amos allá! ¡Sólo nos farta er sol de Sevilla!». Expresiones a voz en grito y 'guasa' por doquier eran el complemento principal de la aportación más cultural y castiza (rumbas, flamenco y parientes cercanos) que proponía la feria andaluza que Behobia acogió ayer organizada por la AVV del barrio, su asociación de comerciantes, el CD Behobia, Eraiki Dantza Taldea y la asociación cultural Alde ilunak.
Entre todos ellos conformaron un programa casi continuo que vestía de ambiente festivo este primer sábado del mes de julio. Por la mañana de manera más rotatoria, por la tarde, más centrado en el escenario ubicado junto al río, un lugar especialmente agradable a los sentidos. Tras la iglesia, se colocaron los juegos infantiles y los ponys y miniponys que ofertaban paseos por sólo dos euros. Y no faltaban un par de txosnas, en una de las cuales se gestó la enorme paella que alimentó decenas de bocas pasado el mediodía.
Aproximadamente una docena de grupos participó con actuaciones diversas entre la que destacó, por diferente, la que reunió a un caballo de doma clásica y a una bailaora en una suerte de danza no tan habitual de ver.
«La semana pasada eran las fiestas del pueblo; hoy vengo y me encuentro esto. ¿Cuando descansáis?» decía un visitante francés«Señora, compra usté una paellera de estas y hace el día español al completo», le dijo un cantor a una espectadora francesa
«Siempre de fiesta»
«Es que siempre estáis de fiesta aquí», decía Eric, un vecino de un municipio «cerca de Baiona», desplazado con su familia ayer hasta Behobia. «No sabíamos que había esta fiesta. Ha sido una sorpresa». Quizá de haberlo sabido, sus dos hijos no hubieran asomado vestidos de arriba abajo con la equipación del Olimpique de Marsella. O quizá sí. «La semana pasada vinimos también a Irun porque eran las fiestas del pueblo. Hoy venimos y otra vez estáis de fiesta. ¿Qué tenéis para la semana que viene?».
Es justo decir que, sobre todo por la mañana, el público que seguía la romería que recorría el barrio bar por bar (de entre todas las maneras de recorrerlo es la más 'refrescante') era fundamentalmente francés. Los participantes en la romería se encargaron de que se lo pasaran bien con sus cantos y bailes por sevillanas, y con ese arte para la conversación informal más propio de los sureños que de los norteños: «Mire señora, se compra ahora usté esta paellera y ha hecho el día español al completo», le invitaba uno de los cantores a una espectadora gala que esperaba la siguiente actuación junto a un expositor de enseres culinarios de una de las tiendas de Behobia. La mujer se rió, pero, además, en cuanto el hombre se integró en el grupo, no perdió tiempo en revisar esas paelleras de diverso tamaño.
Ese buen ambiente se mantuvo durante todo el recorrido y los aplausos del público, otorgados con generosidad y entusiasmo, cerraron cada una de las actuaciones matinales. Resultó, sin duda, una buena jornada, acompañada por un sol que, aunque efectivamente no era precisamente el de Sevilla, no estuvo nada mal visto cómo ha arrancado aquí el mes de julio.