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Itziar y Maite Rodríguez Un nuevo hogar en Irun: «El problema, a veces, es la falta de entendimiento entre niños y adultos» PDF Imprimir E-mail
Escrito por Administrator   
Viernes, 14 de Febrero de 2020 11:16

Noticia publicada en Diario Vasco,el viernes día 14 de Febrero de 2020.

En las antiguas Grandes Llanuras de Estados Unidos, los tipi eran parte del paisaje. En el árido desierto esas tiendas de campaña, aparentemente inestables, protegían a los nómadas del frío en invierno y del calor en verano. Eran un hogar. El tipi es una vivienda portátil, pero aquí, en Irun, tiene su sitio fijo. En el número 16 de la calle San Marcial, Itziar y Maite han instalado su Ttipi. Estas cuatro paredes protegen del frío en invierno y del calor en verano, pero además, forman un hogar en el que poder aprender y crecer en familia. Este es un lugar en el que quedarse. Se acabó lo de ser nómadas, este es el Ttipi perfecto. Este es nuestro hogar.
-Ttipi, la república independiente de vuestra casa. ¿Verdad, Maite?
-(Risas) Más o menos. Tipi significa hogar y nosotras queremos que este sea un hogar. Además, ttipi, con la doble t, al otro lado de la frontera, significa 'txiki'. Hogar y txiki son dos buenos significados para Ttipi Store.
-Una buena declaración de intenciones, pero... ¿qué es Ttipi Store?
-Es un espacio de crianza respetuosa. Aquí los juguetes y todos los productos están elegidos con mimo, tienen valores por detrás, son sostenibles, ecológicos... Y además, en la parte de atrás, hay un txoko para talleres.
-Itziar, ¿cómo surge la idea de montar este hogar?
-Uy, pues llevamos dándole vueltas mucho tiempo. Siempre hemos tenido mil ideas en la cabeza y siempre han ido por la línea de la educación. Hemos seguido muchos proyectos, pero los comentábamos sin ninguna pretensión. No lo hacíamos con la idea de montar nada, solo lo hacíamos porque nos gustaba y nos interesaba.
-El cambio primero ha sucedido en vuestro propio hogar y luego habéis montado este, ¿sí?
-¡Claro! Todo ha nacido de la necesidad, de buscar cosas que fueran de la mano con nuestra filosofía de vida. Para cambiar la conciencia social a la hora de comprar más ecológico, por ejemplo, hay que empezar por uno mismo. Además, a nosotras no nos gustan los extremos. No somos nada radicales. Hay que hacer las cosas poco a poco.
-Ttipi-ttapa, Maite.
-Sí, todo ha sido muy poco a poco. También es verdad que cuando Itziar fue ama, identificamos más carencias. No encontrábamos productos de nuestro estilo.
-¿Qué te faltaba, Itziar?
-Pues incluso recursos educativos. No era solo cuestión de encontrar juguetes acordes con nuestra filosofía. Creo que hay una falta en el apoyo a las familias. Hace falta un txokito en el que juntarte con otros padres y madres que están en la misma situación. Un punto de encuentro y también un lugar en el que aprender.
-Claro, porque los niños no vienen con un manual para padres y madres...
-(Risas) Eso es. Trabajamos mucho con los niños, pero se nos olvida que el que está con el niño es el adulto. Hace falta trabajar con los adultos para que luego ellos puedan trabajar con los niños. Hay que acompañarles mejor. Creo que, a veces, el problema es la falta de entendimiento entre el adulto y los niños. Vivimos en mundos muy diferentes, pero nos toca estar juntos.
-¿Y cómo se consigue eso, Maite?
-Pues respetando los tiempos de los niños, no marcándole todo. Por eso tenemos un espacio con juegos libres, música, talleres con juegos no estructurados... Queremos que vengan y experimenten con diferentes materiales. Igual un día el 'tema' es la luz, otro día el arte, otro día son cuentos... También tenemos talleres sobre el desarrollo del sueño o sobre cómo utilizar el porteo.
-En este hogar cabemos todos, vaya.
-Queremos que sea un lugar para compartir, ¡como los juegos! Mira, cuando en Navidad nos preguntaban por los juguetes, siempre decíamos que eran para compartir. Da igual la edad que ponga en la caja, lo bonito es estar juntos y compartirlo. Es guay que todos en casa participen, ¿no?
-¡Claro! Vuestro Ttipi, vuestro nuevo hogar, ha quedado precioso. Supongo que también habrá sido un trabajo en equipo...
-Sí, sí. Aquí han trabajado todos los de nuestro alrededor. No se ha librado nadie. (Risas)
-¿El montaje ha sido fácil, Itziar?
-Ha sido duro porque se juntó todo. Mientras hacíamos pedidos, también hacíamos trabajos en el local. Llegaba el final de año y queríamos abrir. Fíjate, la inauguración fue un domingo y avisamos a la gente el mismo día. (Risas) Dijimos: «hay que abrir, aunque solo estemos nosotras».
-¿Y cómo fue?
-Pues vino el que pudo y listo. Inauguramos por cabezonería, pero realmente abrimos unos días más tarde...
-¿Qué día, Maite?
-Pues menos mal que no somos supersticiosas. Fue un viernes 13 de tormenta, un temporal horrible, pero... ¡vinieron muchos amigos de visita! (Risas)
-La suerte está de vuestro lado y vuestro hogar ha cumplido tres meses. ¿Qué tal?
-Estamos muy contentas. Las navidades han sido una locura, pero ha sido genial. Yo no tengo la sensación de venir a trabajar porque vengo feliz.
-¿Quién más puede encontrar su hogar en Tipi Store, Itziar?
-Pues familias, abuelos, tías, primos... Y educadores también, claro. Aquí son todos bienvenidos, hay sitio para todos. (Risas)
 
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