IRUN. Todo cambio, en cualquier orden de la vida, sea en el ámbito público o privado, suele generar controversia. En Irun, en los últimos meses, la planificación de las nuevas líneas del servicio de autobús urbano, Irunbus, supuso incluso el no frontal de toda la oposición a los planteamientos del Gobierno municipal.
Una falta de entendimiento, que luego se encauzó mediante el diálogo con asociaciones de vecinos y colectivos sociales, pero que supuso, finalmente, la entrada en vigor de las nuevas líneas el pasado día 14, más de dos meses después de lo inicialmente previsto, que era el 1 de marzo.
En estos doce días de funcionamiento, los ciudadanos se están adaptando a las nuevas líneas (como el cambio de recorrido de la línea L2, que de llevar de Ventas al hospital pasa a conectar este barrio con el centro de la ciudad) y los profesionales, los que conducen, a los nuevos horarios y rutas. Las opiniones que se pueden recabar a pie de parada son muy diversas, porque, como se suele decir en estos casos, "cuando hay un cambio, siempre hay quien resulta perjudicado y otros salen beneficiados".
MAL PARA VENTAS
Casos particulares
"A mí la verdad es que el cambio de la línea L2 me ha venido mal, porque justamente la utilizaba sobre todo para ir al hospital y Puiana, y a Larreaundi, los puntos por los que ahora ha dejado de pasar", señalaba María, una vecina de 28 años de edad del barrio de Ventas, que esperaba ayer al autobús en la nueva parada de la avenida de Navarra, a la altura de la calle Berrotaran, donde confluyen las tres líneas de Irunbus.
Esta joven recordaba que "cuando dijeron que quitaban la conexión de Ventas con el hospital, casi todo el barrio firmó la petición contra este cambio, y la gente que conozco yo, al menos, no está contenta con el nuevo recorrido".
Al mismo tiempo, esta joven reconocía que "es posible que la gente, sobre todo los mayores, no se hayan enterado todavía de algunos cambios, como la posibilidad de utilizar el taxibus para ir al hospital".
Para Maite Etxeberria, vecina del barrio de Anaka y de 59 años de edad, la principal afección ha sido que "al prolongarse la línea L1 hasta Urdanibia, los autobuses ya no salen a las horas en punto y 15, 30 y 45 minutos, sino a y 52 y horas así, un poco raras; antes me resultaba más fácil y calculaba mejor cuándo tenía que coger el autobús".
OPINIÓN DE UN CONDUCTOR
La línea L3, apurada
En cuanto a los profesionales de Irunbus, los conductores, las nuevas líneas también les suponen cambios, no solo de ruta sino también de los ajustes para cumplir horarios.
José Luis, un conductor de la línea L2, reconoce que "con los cambios, siempre hay quien se queja o quien le beneficia" y respecto a su tarea profesional, señala que "con los nuevos recorridos, la línea L3, la del microbús, es la que más apurada se está viendo para poder cumplir con los horarios"
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