La Euskal Jira se supera cada año. La crisis existe, pero no se ha notado en esta tradicional y al mismo tiempo imaginativa y creativa fiesta del primer sábado de agosto. Ayer alcanzó su 35 aniversario con la frescura de la primera vez y el oficio paciente y laborioso de tres décadas y media de historia. Un oficio como el de los artesanos, que llegaron madrugadores a la plaza de Urdanibia para instalar sus productos en los expositores y mostrar la habilidad de sus manos.

Cestería, bisutería, ebanistería, artesanía en cuero, madera, vidrio y piedra, sin olvidar la dulce miel y las deliciosas panadería y pastelería, acapararon la atención de los miles de iruneses y visitantes que acudieron a la llamada matinal de la Euskal Jira. Todos admiraron trabajos como el de Silvestre Moreiro, ebanista jubilado que con sus makilas, kutxas, llaveros y objetos decorativos dio fe del dicho 'el que tuvo, retuvo'. Silvestre, siempre acompañado de su mujer, la irunesa Priscila Jiménez, es fiel a la cita de la Euskal Jira desde hace cinco años. «He trabajado siempre de ebanista y, desde que me jubilé, hace ahora nueve años voy de feria en feria con mis cosas. La talla me gusta mucho. Solía dedicarme a ella incluso cuando trabajaba. La gente no compra mucho, pero ve las cosas y luego me suelen llamar a casa para pedirme alguna. Son caprichos y son caros porque cuesta mucho hacerlos».

Antes de que los artesanos se instalaran en la plaza de Urdanibia, la Euskal Jira ya había despertado a los iruneses con el sonido de la txalaparta, que se escuchó en diferentes barrios de la ciudad. Después, durante toda la mañana, los grupos de trikitilaris y dantzaris, tanto locales como llegados desde distintos puntos de Euskal Herria, animaron el ambiente de la jornada matinal. A todos ellos, agradecía su apoyo el presidente de Irungo Euskal Jira, Asier Martiarena.

«Han venido grupos de Navarra, Vizcaya, Gipuzkoa e Iparralde, además de todos los locales que nunca fallan a la cita. Estamos muy agradecidos a todos y también a las asociaciones y sociedades que participan con sus gurdias. Todas tienen mucho trabajo y no es fácil presentar cada año una idea nueva».

El presidente de Irungo Euskal Jira también daba las gracias al equipo de deporte rural de Iparralde, mientras el público aplaudía la actuación de Anje Irastorza, que con tanta fuerza como maña, acababa de superar el listón colocado a 5,90 metros, en la prueba de lanzamiento de fardo.

Asier Martiarena cruzaba, por último, los dedos para que las nubes y el agradable airecillo mañanero «no se convierta en otra cosa por la tarde. Tiene que aguantar hasta que hayamos recogido todo y después, que descargue lo que quiera»