El verano se apaga en lo astronómico (acaba el miércoles), en lo meteorológico (aunque aquí, nunca se sabe) y en lo turístico. La ciudad vuelve a los ritmos habituales y llega la oportunidad de hacer balance de lo que los meses estivales han supuesto.

Esta misma semana, Bidasoa activa cifraba en el 94,5% la ocupación registrada en los hoteles de la ciudad, con una media de pernoctación de dos noches. Por la Oficina de Turismo de Luis Mariano han pasado 4.093 personas entre julio y agosto, la mitad del Estado, el 40% de Francia y el 10% restante de países muy variados.

Son datos buenos que mejoran los registros de los años precedentes y que han tenido su repercusión directa en los establecimientos del centro de la ciudad, tanto en los hosteleros como en los comerciales. «Hemos notado más presencia de franceses que otros veranos; más turistas, gente que anda por la zona y pasa por la ciudad, que viene de compras...», señala Jaime, de la Heladería La Valenciana. En su caso, de todas formas, es determinante «que haya hecho calor y no haya llovido apenas. El balance lo hacemos a final de año y entonces veremos, pero sí que la sensación es de que hemos trabajo mucho y el verano ha sido positivo».

También han trabajado «bien» los bares y cafeterías. Iñigo Pereña, de Virginia y Bierhaus Virginia, ambos en Luis Mariano, matiza que, «más o menos, como el año pasado, aunque con diferente cliente. El año pasado fue más variado y éste año han sido especialmente numerosos los franceses». Estos dos negocios persiguen clientelas distintas durante el año, «pero en verano no hay mucha diferencia, se equipara bastante el perfil de cliente». Lo que echa de menos es que «entre todos hagamos que Irun sea una ciudad también para el verano. Se están haciendo bastantes cosas desde hace unos años, pero un poco por libre, deslabazado. Nos falta un gran referente. Ahora mismo incluso la gente de Irun que no se va de vacaciones tiende a salir de la ciudad en cuanto puede. Desde que acaba sanmarciales, parece que estemos deseando que pase el verano y eso no puede ser. En verano se puede trabajar bien y hay que aprovecharlo».

También el sector comercial ha tenido «un buen verano», valora Felipe Martínez, de Leire Sport, que señalaba que, sin embargo, «tampoco ha servido para solucionar una campaña de primavera que fue bastante mala». Lo achaca a que, «mientras en otras comunidades autónomas la crisis pegó antes y ahora están viendo la luz al final del túnel, aquí resistimos un poco más, pero nos acabó llegando y creo que aún no hemos empezado a salir. Pero llegará», dice confiado. Conoce la situación porque preside el grupo de compras de tiendas de todo el estado al que está adscrito Leire Sport. Pero introduce un matiz clave: no todas las tiendas compran los mismos productos. De hecho, «en verano, hay clientes de Valencia, Madrid, Barcelona, Burdeos, Touluse... que vienen todos los años, gente cuyos hijos conocí cuando tenían cuatro años y ahora van a ir a la Universidad». Ellos son la prueba de que en cada zona el surtido varía, «porque mira si habrá grandes tiendas de deportes en esas ciudades y cada año vuelven porque dicen que aquí encuentran cosas distintas».

Su verano, claro, depende también de otros clientes más eventuales. «Cuando ves que tal día La Marina está llena, o que en tal camping de Hendaia hay tiendas montadas, sabes que aquí vas a tener gente». Y éste estío de 2015 ha sido de esos. Martínez no lo valora sólo por lo que ha visto en su tienda, preside actualmente el Parque Comercial Mendibil «y hemos hablado de esto. Lo hemos notado las tiendas y también la zona de restaurantes».

Fuera de este edificio, sin duda buen termómetro de lo que ocurre en el centro de la ciudad, también han ido bien las cosas en julio y agosto. «Nosotros abrimos a finales del septiembre pasado, así que no tenemos con qué comparar, pero estamos contentos, ha ido bien para lo raros que están los tiempos», comenta José Mari Lapitz, de Freeman, tienda de ropa del paseo de Colón.

Es cierto que este comercio aún no ha cumplido el año, pero también que estos emprendedores irundarras tienen una dilatada experiencia en el sector. «Antes el cliente francés compraba fácil, ahora mira más que compra. Los alemanes, sin embargo, sí compran de forma bastante directa. Se ve que esto es barato para ellos», sonríe. Y es que aunque el visitante que callejea por Irun es eminentemente francés «por la tienda han pasado alemanes, árabes, muchos asiáticos... El verano tiene eso, gente de fuera. Es importante atraerlos a la ciudad». Valora que las actividades culturales que se organizan en los meses estivales «sí que hacen que haya gente, pero me da la sensación de que repercute más en la hostelería que en el comercio. Pero está bien, eh. Siempre es mejor que haya gente. Nosotros lo intentamos con todo. Apoyamos el Irun Rock y el Irun Break, colaboramos con BidaShop y con Irun On, estamos en redes sociales... Nos movemos. Nunca sabes si algo de eso repercute o no, pero hay que intentarlo todo», sentencia.
Bierhaus Virginia. Iñigo Pereña, en el establecimiento de Luis Mariano.