Así se fabrica la makila que empuñará el próximo lehendakari: entramos en el taller de la familia Alberdi

San Sebastián

La makila, símbolo tradicional de autoridad y respeto en el País Vasco, continúa su legado en manos de la familia Alberdi, artesanos que han contribuido a la historia política vasca a través de su meticuloso trabajo en la creación de esta vara de mando. Con el cambio de Lendakari tras las elecciones al Parlamento Vasco este 21 de abril, es un instrumento que vuelve a estar en el centro de la atención.

La makila en cuestión, que pronto pasará del nuevo Lendakari, fue confeccionada en 1980 por Iñaki Alberdi. Una vara, hecha de una rama de níspero, que ha sido sostenida por cinco lendakaris desde la transición democrática. Hoy día, Beñat Alberdi, de la tercera generación del taller familiar, continúa con la tradición en un momento que él describe no solo como un aniversario, sino como un "momento de renovación".

Beñat revela en 'Hoy por Hoy Gipuzkoa' el proceso artesanal y casi sagrado que conlleva la fabricación de una makila. Desde la selección de la rama de níspero salvaje, pasando por el "tatuaje" que cicatriza la madera, hasta los intrincados detalles en metal que adornan la vara. Cada makila es un testimonio de la dedicación y respeto por las tradiciones que la familia Alberdi mantiene viva.

La empuñadura de la makila esconde un pincho, detalle que resalta su función histórica de protección y defensa en los caminos rurales vascos. Este aspecto, junto con la escarificación tradicional que forma relieves en la madera, son técnicas que se han transmitido y refinado a lo largo de los siglos.

Un símbolo de honor

Más allá de su función ceremonial en la política vasca, la makila es un regalo de gran valor emocional en Euskadi, utilizado para honrar a seres queridos o celebrar amistades profundas. Su reconocimiento ha cruzado fronteras, llegando a manos de personalidades globales y siendo valorada en otras culturas, especialmente en Francia donde es considerada bien de interés cultural.

Pese a los desafíos modernos que enfrenta la artesanía, Beñat Alberdi se muestra optimista sobre el futuro del taller y la posible continuación de esta tradición por una cuarta generación. Aunque no desea presionar a sus hijas, la pasión por el oficio que él mismo redescubrió tras años de estudio y trabajo en otros campos, podría ser el legado más duradero de la familia Alberdi.