Hace ahora cuatro años, Flor Grijalba tenía una posición económica de lo más cómoda. «No era rica, pero tenía la vida resuelta», reconoce. La situación a la que se enfrenta esta irundarra de 77 años que vive sola, sin embargo, ha dado un giro radical que puede dejarla en la calle. «Tengo miedo de perderlo todo», asegura.
En 2009 abrió un negocio de peluquería junto a una amiga «que necesitaba ayuda», que ha acabado siendo su ruina. La deuda contraída con Caixabank por no haber pagado un crédito personal de 39.000 euros hizo que un juzgado de Irun fijara la fecha de hoy para subastar su vivienda, valorada en 197.000 euros. «Saben que es la casa en la que vivo y no les importa nada», aseguraba entre lágrimas a primera hora de la tarde ayer.
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