Los recorridos de las tres líneas urbanas de autobús fueron modificados a mediados del pasado mayo, hace cinco meses. Los datos de usuarios que presentan desde el Ayuntamiento muestran un crecimiento significativo desde entonces, lo que lleva a pensar que existe una mayor satisfacción entre los irundarras con el servicio que presta el transporte público local.

La Línea 2, antes Larreaundi-Ventas-Hospital y ahora San Juan-Ventas, es la que se sometió a una reestructuración más notable. «Ahora está mejor, no se puede discutir», afirma Zacarías Ortés, vecino de Ventas. «Es más rápido y más puntual». Tarda en torno a un cuarto de hora en completar el trayecto de cabacera a cabecera, con ligeras variaciones en función de si toca o no entrar en Belaskoenea o es el sevicio que llega hasta Araso. «Es eficaz. Funciona bien», sentencia Zacarías.

Esa opinión se repite con diferentes voces. Los usuarios de la L2 aprecian que «el autobús da menos vueltas» y que «llega antes al centro». También María Dolores comparte la misma opinión, pero aprecia «un problema muy importante. Antes podíamos ir al Hospital y eso lo han quitado». Y en eso también coinciden muchos de los usuarios. La comodidad de la conexión entre el Comarcal y el barrio de Ventas se ha visto mermada, pero a la reducción de servicio se une, además, cierta desinformación. Algunos usuarios desconocen que uno de los buses interurbanos de la Diputación une el barrio y el hospital y otros no conocen la posibilidad del servicio municipal de taxibús bajo demanda. «Pero esos dos servicios», comenta Maite mientras viaja hacia el centro, «no son tan eficaces como el que había antes». Por un lado, varios usuarios achacan al E-22 (Hondarribia-CC Txingudi) que «para fuera del barrio» y mucha gente no sabe «ni cuándo ni por dónde pasa». Quizá por desconocido, el taxibús produce desconfianza. «¿Y si llamas y no viene? Y no soy la única que no se fía», decía María Dolores.

Como posible solución, Pili y Marta lanzan una propuesta: «que uno de cada tres autobuses vaya al comarcal, igual que uno de cada tres va hasta el centro comercial». Y otros viajeros, como Maite, se suman a la solicitud.

Menos cambios ha sufrido la Línea 1, entre Behobia y el Hospital Comarcal. David es un vecino de Puiana que hoy ha cogido el autobús en la parada de su barrio, que en mayo se incorporó a este recorrido. «No lo uso mucho, la verdad. Antes para ir al centro, teníamos otra línea, pero daba mucha más vuelta. Ahora tenemos una conexión más directa». A otros usuarios de este servicio no parecía importarles el pequeño desvío que supone ir a Puiana. «Yo no veo ninguna pega. No se pierde casi nada de tiempo», decía un irundarra que regresaba del Hospital.

La Línea 3 reparte su recorrido en dos circuitos que confluyen en San Juan. Va desde aquí hasta Olaberria, vuelve, y se dirige hasta el cementerio por Arbes para regresar a San Juan por Artia. Su número de usuarios, inferior a las dos grandes líneas, y su recorrido por calles más estrechas hacían recomendable, desde que se puso en marcha, que este servicio se prestara mediante microbús. «Es más incómodo que los autobuses grandes: se mueve más y notas todo el traqueteo», aseguraba ayer Boni, vecino de Larreaundi que realiza «cuatro viajes diarios». Sobre los recorridos no tiene queja y cree que «funciona bien. El problema es que tiene que hacer los dos recorridos en media hora y suele ir muy justito».

En general, los usuarios creen que las líneas están mejor ahora que antes de los cambios, pero la mayoría coincide en que aún hay margen de mejora, sobre todo, en la Línea 2.